30º aniversario de la ‘vuelta de los dioses’ de Ayrton Senna en Donington Park

Un homenaje a una de las lecciones magistrales de conducción sobre lluvia en Fórmula 1

El pasado 11 de abril se cumplió el 30º aniversario de la que se considera por muchos la mejor carrera de Fórmula 1 que jamás realizó Ayrton Senna: el Gran Premio de Europa en 1993 celebrado en Donington Park – la primera y única vez que el Gran Circo pisó el mítico circuito británico. Un gran premio para el recuerdo en el que el astro brasileño bailó con su McLaren MP4/8, siendo inalcanzable para todos en aquella lluviosa tarde de domingo.

No vamos a descubrir aquí la figura de Ayrton Senna, siendo considerado de los mejores pilotos de la historia y para muchos, el mejor que ha existido – incluso por encima de Michael Schumacher, Jim Clark, Juan Manuel Fangio, Niki Lauda o titanes que aún siguen en activo como Fernando Alonso o Lewis Hamilton. De hecho, tanto para Alonso como para Hamilton Senna sigue siendo su ídolo. A 1993 llegó ya como tricampeón mundial, buscando recuperar la corona que le habían arrebatado Nigel Mansell y Williams el año anterior con su revolucionario FW14B de suspensión activa. Los F1 de entonces eran muy avanzados en materia de electrónica y los equipos punteros desarrollaron estos sistemas para elevar su ritmo en pista a niveles estratosféricos.

Ahora bien, 1993 fue un año complicado para Senna. Alain Prost había regresado de su año sabático y volvió con Williams para aplastar a la competencia con el FW15C – Mansell, ante la vuelta de Prost y su mala relación tras compartir equipo en Ferrari en 1990, se marchó a la CART IndyCar. Los motores Renault de Williams (y Ligier, tras un acuerdo entre las partes) eran los mejores y McLaren acababa de perder a Honda, quienes se retiraban de la Fórmula 1. Ron Dennis, entonces jefe de equipo de McLaren, solo pudo asegurar motores Ford HB V8 cliente, mientras que Benetton recibía los oficiales. La diferencia con los Renault V10 era de entre 70 y 100 caballos de potencia en función de la especificación.

La vuelta de Prost fue muy criticada por Senna, quien aseguró que ‘quiere que corramos una carrera, llevando él deportivas y el resto sandalias’ comparando el ritmo de los Williams. Era la época en la cual los pilotos de élite se vetaban entre ellos tras los roces entre Senna y Prost en 1989 así como entre Prost y Mansell en 1990. Por entonces, en Benetton ya asomaba un tal Michael Schumacher, que ganó el año anterior su primera carrera en Spa-Francorchamps…

Prost había logrado ganar la primera carrera del año, la que sería a la postre el último Gran Premio de Sudáfrica hasta día de hoy, mientras que Senna sobrevivió a un ‘pique’ con Schumacher para finalizar segundo por delante de Mark Blundell en su Ligier. En Brasil Senna, ante su gente, lograba una victoria bajo la lluvia (la última en su tierra) por delante del Williams de Hill y de Schumacher. Después irían a Donington Park, un GP que sustituía a una carrera planeada en Autopolis (Japón) pero nunca llegó a celebrarse.

La carrera

Esta aparición en Donington Park era inusual, por el hecho de que al fin conseguían albergar la F1 tras varios intentos de llevarse el Gran Premio de Gran Bretaña, habiéndose disputado tanto en Silverstone como en Brands Hatch en años anteriores. La compañía de videojuegos Sega, entonces en su punto álgido con Sonic disputándole territorio de mercado a nada menos que a Nintendo y a Super Mario, era el patrocinador de la carrera, además de ser patrocinadores de Williams. Prost marcó la pole position el sábado por delante de Hill, Schumacher, Senna, Karl Wendlinger en su Sauber (el mismo equipo que hoy conocemos como Alfa Romeo y será Audi a partir de 2026). Tanto Schumacher como Wendlinger provenían del equipo Mercedes en el Mundial de Resistencia con los Grupo C junto a Heinz-Harald Frentzen, quien llegaría a la F1 en 1994 también con Sauber.

La salida y primera vuelta han pasado a la historia, como se puede ver en el vídeo que tenéis al final de este artículo. Schumacher salió lento y embotelló a Senna, de modo que Wendlinger pasa a ambos. Senna comienza a realizar su magia y se quita tanto a Schumacher como a Wendlinger de un plumazo en esa misma primera vuelta. Mientras tanto, Michael Andretti (entonces estrella de la Indy en su único año en F1, hijo del legendario Mario Andretti y dueño del Andretti Autosport que conocemos hoy día) en el otro McLaren trataba de seguir a Senna, pero embistió a Wendlinger y se quedó fuera de carrera. Senna alcanzó a los Williams y se quitó primero a Hill para adelantar a Prost en la horquilla Melbourne. De quinto a primero en una sola vuelta…con más de 70 caballos menos con respecto a los Williams.

Para alegría de los brasileños, Senna empezó a alejarse de Prost y Hill, incapaces de seguir al McLaren…mientras que por detrás aparecía su pupilo, un debutante Rubens Barrichello que desde la 12º posición había salido como un misil en su Jordan, siendo 4º al final de esa vuelta. Había adelantado incluso a los Ferrari de Jean Alesi y Gerhard Berger, quienes sacaban adelante al ‘Cavallino’ en un momento políticamente convulso (más de lo habitual) para ellos. También estaba realizando una gran carrera JJ Lehto, compañero de Wendlinger en Sauber. La lluvia iba y venía, de manera que pararon a por neumáticos de seco y a las pocas vueltas de nuevo era el momento de calzar los neumáticos de lluvia. 

Schumacher se la jugó manteniéndose sin cambiar neumáticos y se puso líder, pero fue una decisión errónea y trompeaba, quedándose fuera de carrera. También habían caído Martin Brundle (actual comentarista de Sky Sports F1), Ukyo Katayama, Lehto, Berger y Blundell también se habían retirado en menos de 25 vueltas. Cuando la pista se secó de nuevo todo el mundo paró a por los neumáticos de seco – en esta parada Senna tuvo un problema y Prost aprovechó para recuperar la primera posición. Entonces fue cuando llegó la magia: en condiciones intermitentes, Senna decidió mantener neumáticos de seco mientras que los Williams pararon a por ruedas de lluvia, se equivocaron y volvieron a montar las de seco para montar las de lluvia vueltas más tarde cuando se abrieron los cielos por enésima vez aquella tarde. Para entonces Senna no solo iba a su ritmo sino que había doblado a Prost.

No sólo Prost estaba con vuelta perdida respecto a su gran rival, sino que estaba fuera del podio dado que Barrichello se les había colado, rodando segundo con su Jordan. Este se mantuvo en posiciones de podio hasta que un problema en la bomba de gasolina le privó del que hubiera sido su primer podio en F1, dejando a Hill segundo y a Prost tercero – además de que su compañero, el veterano Thierry Boutsen, ya se había retirado por otros problemas, así como Alesi, Derek Warwick, Andrea de Cesaris, Aguri Suzuki o Phillipe Alliot.

Tras 76 vueltas, Senna cruzaba la meta para ganar esta carrera tan especial, sacándole casi un minuto y medio a Hill y más de una vuelta a Prost – Johnny Herbert con su Lotus, Riccardo Patrese con el segundo Benetton y Fabrizio Barbazza con su Minardi completaron las posiciones de puntos, puntuando entonces los seis primeros. Christian Fittipaldi, Alex Zanardi, Erik Comas y Michele Alboreto también terminaron la carrera, aunque este último perdiendo 6 vueltas (el Lola BMS Scuderia Italia de aquel año era horrendo, pese a contar con motor Ferrari) y siendo clasificado por detrás de Barrichello.

En el podio, Senna levantó un curioso trofeo con la forma de Sonic y el logo de Sega, otorgándose después el trofeo oficial de la carrera. Este trofeo se consideró perdido durante muchos años, descubriéndose en los almacenes de McLaren en el verano de 2020 tras la pandemia del covid. Senna lideraba el campeonato con dos victorias y 26 puntos frente a los 14 de Prost, batallando pese a estar en inferioridad de condiciones. No obstante, pronto Prost subiría el nivel y ganaría en seis carreras más, asegurándose su cuarto y último título mientras que Senna ganó en otro de sus feudos, Mónaco, así como en Japón y Australia, sus últimas victorias en F1. Hill ganó sus tres primeras carreras seguidas mientras que Schumacher logró darle una victoria a Benetton en Portugal.

Aquel año, Senna lo dio todo para pelear por el título con McLaren. Incluso realizaron un test en Estoril cambiando el motor Ford por el potentísimo pero pesado y frágil Lamborghini V12, capaz de lidiar con los Williams en circuitos rápidos. A Senna le convenció, probándolo junto al tercer piloto del equipo, Mika Häkkinen (quien sería ascendido después de despedir a Andretti, paradójicamente después de que este lograse su primer podio en Monza). Al final no hubo acuerdo y McLaren contaría para el año siguiente con motores Peugeot provenientes de Le Mans, una alianza que resultó en fracaso. Senna se marcharía de McLaren tras seis años de éxitos para fichar por Williams tras la retirada de Prost. 1994, por desgracia, no traería buenas noticias…

En estos días se han cumplido nada menos que 30 años de esta majestuosa exhibición del astro brasileño, una que aún recuerdan muchos fans de la categoría reina. Era una época muy diferente de la Fórmula 1, con mucho más presupuesto destinado a las carreras, mucha menos aerodinámica y libertad (conviviendo motores V12, V10 y V8 al mismo tiempo), más pura por así decirlo, además de contar con pilotos de leyenda y una hornada de pilotos que después llegarían a ser campeones. Unos años muy bonitos no solo para la Fórmula 1 sino para el deporte motor en general.