Mecánica
Bajo el capó y en posición central, como ya era norma en los superdeportivos en aquel entonces, se encontraba el motor 6.0 en posición transversal. De nuevo Wiegert confió en motores de origen Chevrolet para el W8, aunque en esta ocasión era un motor 5.7 (small block) de Chevy aumentado a 6 litros de capacidad, un motor Rodeck. Unido a los dos turbocompresores con intercoolers, el Vector W8 daba 650 caballos según especificaciones de fábrica, lo que según las especificaciones le hacía llegar a los 390 kilómetros por hora y un 0 a 100 de 3,9 segundos, lo cual lo haría brutal incluso a día de hoy. Durante las pruebas, los ingenieros de Vector llegaron a sacar 1200 caballos de potencia, lo que de seguro le hubiera hecho alcanzar más de 400 kilómetros por hora.
O eso decía Vector. Esta vez las revistas del motor pudieron hacer sus mediciones: en concreto Road & Track llegó a probarlo en 1991 y 1992, obteniendo un 0 a 100 real de 4,2 segundos, mientras que Hot Rod Magazine obtuvo un 0 a 100 de 5,7 segundos. La velocidad punta, tras los test, se preveía que llegaría a los 350 kilómetros por hora, llegando ahí a la zona roja. También hace mucho la caja de cambios, y es que el Vector W8 utilizaba una caja de cambios automática de tres marchas. En concreto, era la Turbo-Hydramatic 425 sacada de los Oldsmobile Toronado de los años sesenta así como de los Cadillac Eldorado de aquella época.
Lo curioso del Vector W8 es que su intención no era solo romper barreras y récords contra fabricantes como Porsche, Lamborghini o Ferrari. Wiegert, con el W8, quería un superdeportivo que le durase a su dueño toda la vida, siempre y cuando recibiera el coche el mantenimiento adecuado, por ello no apretó más el motor con el soplado de los turbos o utilizó tanto material de aviación, como el kevlar o fibra de carbono del que estaban hechos los paneles de la carrocería sobre el monocasco de aluminio. También era un coche que tenía en cuenta el lujo, con asientos de cuero con ajuste eléctrico, alfombrillas de lana o aire acondicionado. No contaba, eso sí, con ABS o dirección asistida, para recortar un poco el peso, quedándose en 1.506 kilogramos en vacío (que no era poco para los estándares de aquellos años).
Legado de Vector
Lo de durar toda la vida… dependía del mantenimiento. De todos los interesados en el coche, sin duda el más conocido fue la leyenda del tenis André Agassi. Este pidió uno en negro (su color más icónico, quizás), pero hizo caso omiso a las advertencias de Vector y lo quiso tener de tiempo, antes de que solucionaran un problema de temperatura en los escapes que quemaba las alfombrillas traseras. Esto llevó a que su W8 se estropeara y la marca tuvo que devolverle el dinero, mientras que su W8 fue arreglado pero vendido a otra persona. En total se vendieron 17 unidades del Vector W8 (más dos prototipos) lo que lo hace un coche extremadamente raro de ver.
Después del W8 llegó el WX-3, que seguía ahondando en la misma idea de diseño, pero más tarde Vector fue adquirida por MegaTech y fabricó el M12, quizás el Vector más conocido de todos por contar con tecnología de Lamborghini y el mismo motor V12 que llevaba el Lamborghini Diablo. También fabricarían el SRV8, pero días después de mostrarlo en público entrarían en bancarrota. Wiegert recuperaría su firma años después para sacar un último coche, el Vector WX-8. Este coche se quedó en el limbo de desarrollo, pues diez años después todavía estaban (supuestamente) en desarrollo, utilizando o bien un V8 de 10 litros o un V8 7.0 hibridado, con el objetivo de hacer un coche que alcanzara los 430 kilómetros por hora. Por desgracia Wiegert no llegaría a ver su obra completada, pues falleció en 2021.