Lotus, Jaguar y la decadencia de los fabricantes británicos

Lo que fue una potencia décadas atrás continúa siendo una sombra ante la invasión china

Cuando se presentó años atrás el Lotus Emira, anunciándose como el deportivo completamente nuevo de la marca – algo que no ocurría desde el Lotus Elise de finales de los noventa, fue una escena de puro humor inglés. En el momento en el que se anunciaba este nuevo deportivo, mostrado por primera vez con motor V6 y caja de cambios manual de seis marchas, empezó a llover un diluvio universal sobre Hethel. El Emira siguió adelante, con variante i4 que lleva el cuatro cilindros turbo 2.0 de Mercedes AMG, el mismo del A45 S (aunque con 360 caballos en lugar de los 415 del A45 S). Pero estaba claro que con el Emira se acababa algo especial, con el Evija emergiendo pronto como el primer superdeportivo eléctrico de la marca.

Otra marca que se va a lo eléctrico en apenas unos años será Jaguar, habiendo anunciado que el F-Type desaparecerá en 2024 con una variante especial, el ZP Edition. Tras 75 años produciendo algunos de los deportivos, los Jaguar dejarán de hacer su característico sonido V8, pasando a utilizar una tecnología en la cual Europa lleva un atraso tecnológico muy destacado con respecto a China – fruto de lo que parecía un negocio redondo para las marcas del Viejo Continente hace apenas dos o tres décadas. También tiene sentido que Lotus utilice motores Mercedes teniendo en cuenta que Lotus es propiedad de Geely, quienes también poseen parte del accionariado de Daimler. 

Los casos de Lotus y de Jaguar son tan solo ejemplos no solo del avance que está teniendo China en el mercado, con varias marcas aterrizando en Europa y algunas en España, en su mayoría con SUV con motores eléctricos de mayor o menor tamaño. Es un ejemplo de cómo los fabricantes británicos, en concreto las marcas británicas que en su momento eran una muestra del poderío del imperio británico, han caído en una decadencia cada vez más evidente hasta nuestros días. Casi todas son propiedad de conglomerados externos mientras que otras han desaparecido por completo. Muchos fabricantes realmente británicos producen muy pocas unidades al año, ya se trate de coches artesanales o de vehículos de lujo que apenas suponen anecdóticos en el volumen de ventas global.

Tanto Mini como Rolls Royce son hoy día propiedad de BMW mientras que Jaguar y Land Rover son propiedad de Tata, además de la ya mencionada Lotus perteneciente a Geely. Aston Martin, después de salvar la quiebra (otra vez) hace unos años, ahora camina de la mano de Mercedes-Benz y Bentley forma parte del Grupo Volkswagen. Tanto la evolución del mercado como las consecuencias de sus propios errores a lo largo del tiempo han llevado a que algunos de los fabricantes de referencia años atrás ahora son una sombra de lo que fueron. Lejos quedan los tiempos de la British Leyland motorizando a la nación del té y de la Reina Isabel.

La Segunda Guerra Mundial y la propia economía británica

Y es que, pese a la reputación que tenían en los años cincuenta, sesenta y setenta, lo cierto es que los coches británicos nunca fueron excepcionalmente fiables – en comparación con los actuales no solían ser fiables, pero en otros mercados este aspecto mejoró bastante y los fabricantes británicos no tanto. Gran Bretaña no salió bien parada de la Segunda Guerra Mundial, pero es que otros países estaban en ruinas. España se motorizó casi desde cero gracias al SEAT 600 y coches similares, un caso similar al de Italia, pero Gran Bretaña contaba con empresas que habían mantenido su fortaleza. Aún así, sus coches tendían a oxidarse con suma facilidad y la calidad de los materiales utilizados no ayudaba en absoluto.

En un mundo en el que los coches pequeños eran la clave para motorizar el país, Gran Bretaña tenía a…Reliant, un fabricante especializado en triciclos que incluso fabricó vehículos militares. También fabricaron coches de cuatro ruedas, como el Sabre o el Scimitar, además de absorber la marca Bond cuando esta entró en quiebra. Del Bond Bug y el Regal apareció el mítico Reliant Robin, su modelo más conocido con varias versiones que perduraron desde los setenta hasta la llegada del siglo XXI – popularizado en Reino Unido por su bajo coste y, fuera de tierras bretonas, por sus apariciones en Top Gear en manos de Jeremy Clarkson…o con el techo en el suelo. Reliant también cayó en manos chinas y a día de hoy no fabrica vehículos de ningún tipo.

En el caso de la British Leyland, empezó siendo compañía privada y después parte del propio estado británico, contando no solo con Jaguar, sino con Austin, Austin Healey, Morris o MG, entre otras marcas como Leyland, Rover y Triumph. Ahora bien, la propia acción industrial y el funcionamiento del país le afectó directamente, reduciendo tanto la calidad de sus coches como el número de ventas. Remontaron con el Austin Metro (conocido en los rallyes por su versión de Grupo B, el MG Metro 6R4), pero los posteriores Maestro y Montego no fueron capaces de elevar a la British Leyland. Honda pudo comprarla y salvarla, pero los británicos no estaban dispuestos a ello.

En su lugar, British Aerospace se quedó con ella, volviendo a ser privada, para después ofrecérsela a BMW. Estos, viendo el caos que había dentro del conglomerado, decidieron quedarse solo con Mini (Jaguar ya era entonces propiedad de Ford), salvándola de la hecatombe que sufrieron otras marcas. Así fue como se perdieron muchas de las marcas más queridas por los británicos: por las acciones de los propios británicos.

La decadencia británica en el motor, paso a paso

Desde el momento en el que fallece Colin Chapman en 1982, la escudería Lotus en Fórmula 1 se fue deshaciendo poco a poco. Pudieron ganar algunas carreras esa década gracias a la irrupción de Ayrton Senna y el uso de motores Renault y Honda turbo, pero en cuanto perdieron a Senna y Honda empezó una barrena de malos coches, motores inferiores y pilotos que a duras penas lograban puntuar en toda la temporada ante el poderío de Williams, McLaren, Ferrari o Benetton. Estuvieron cerca de resurgir con un prometedor motor Isuzu en 1991, pero la crisis que apareció en Japón en ese momento, lo que se conoce como el decenio perdido, llevó a Isuzu a cancelar el proyecto. Y, con ello, las esperanzas de Lotus en F1, pereciendo tras la temporada 1994 – irónicamente con motores japoneses, los Mugen Honda.

En la calle, se mantuvieron en activo más tiempo con los éxitos del Esprit que perduró hasta los noventa con su espectacular V8 SE/GT y la llegada del liviano Elise, que recogía los fundamentos de Chapman de tener no un deportivo potente, sino uno ligero. Primero con motor Rover y después con motor Toyota, se convirtió en un icono. Después llegarían los Exige y Evora, pero ya hablamos de deportivos más potentes y pesados, comenzando a perder la esencia de la marca. El citado Emira será el último deportivo con motor de combustión de la marca, dando paso a una nueva era con el Evija eléctrico, que no es sino la punta de lanza tecnológica de Geely. Y, por supuesto, un concepto radicalmente opuesto a lo que debería ser un Lotus.

Sobre Jaguar y Land Rover/Range Rover, es cierto que siguen aglutinando ventas (más incluso que las que cabría esperar al menos en España dados los gustos del público). Los creadores del concepto de SUV (con el Range Rover original) se han sabido posiciones bien en el mercado bajo el gobierno de Tata, si bien se les puede achacar los constantes problemas de fiabilidad que han sufrido – como pérdidas de aceite reiteradas, afectando tanto a concesionarios y filiales como a consumidores. De hecho, el Índice de Fiabilidad les sitúa con el dudoso honor de liderar esta lista…de los menos fiables. E irónicamente, son en la actualidad las marcas de origen británico mejor situadas, las que mejor representan a su país.

¿Y MG? Sí, está siendo un éxito de ventas en la actualidad con sus diferentes SUV eléctricos…excepto que la MG actual sólo tiene en común el logo y el nombre. No es en absoluto la MG de la época de Rover, de la que salieron coches interesantes como el descapotable TF160 o los ZS y ZF que eran, en definitiva, Rover deportivos. Es decir, hay que diferenciar la antigua MG Cars de la actual MG Motor, ambas con orígenes británicos y con sedes en Longbridge, dentro de Birmingham. La actual MG Motor es propiedad de la china SAIC Motor. Antes de doblegarse ante el yugo eléctrico, MG logró unos últimos éxitos en competición: fue el Británico de Turismos, utilizando los MG6 para ganar el título de fabricantes en 2014.

El resto de fabricantes están, simple y llanamente, en manos extranjeras: Mini y Rolls Royce en propiedad de BMW, Bentley en propiedad de VW y Vauxhall parte del conglomerado de Stellantis junto con Opel, siendo en efecto ahora modelos hermanos de Peugeot y Citroën tras décadas bajo el control de General Motors. Muchos fabricantes británicos se dedican a hacer coches casi artesanales, con un volumen de ventas muy limitado. En Cars & Pizza hemos hablado de GMA, AC Cars o Nichols Cars, coches muy interesantes pero que apenas se van a ver por las calles. Lo mismo puede decirse de Caterham, continuando su legado basado en el legado del Lotus Seven de los años cincuenta.

En la misma cuerda estaría también otra marca clásica británica: Morgan Motor Company. Los Morgan, pese a que parezca que siguen anclados en los años cincuenta, siguen funcionando en Worcestershire y, a día de hoy, siguen haciendo los Morgan Super de tres ruedas (con una sola rueda detrás) y el Morgan Plus, este con cuatro ruedas. En Gran Bretaña pueden presumir de seguir haciendo coches pequeños (incluso de unos 3 metros y medio de largo) y con motores de gasolina y cajas de cambios manual de toda la vida. No obstante, su estado en la industria no es ni la sombra de lo que fue hace medio siglo o más, cuando Jaguar o Bentley incluso podían retar a Ferrari en carreras como Le Mans.

De hecho, si hay un fabricante que se asocia en la actualidad con Reino Unido y tiene millones de unidades por las calles donde se conduce en el ‘lado equivocado’…esa es Ford. Muchos británicos tienen memorias en los Ford Fiesta de diferentes generaciones, el mismo Fiesta que ha dejado de hacerse en este 2023 como les ocurrieron a otros icónicos modelos para los británicos como el Mondeo o el Escort tiempo atrás. La producción de Ford en Reino Unido también ha decaído de manera significante en los últimos años, además de que varias marcas japonesas a raíz del Brexit han replanteado sus estrategias de negocio. Otro caso más de los propios británicos siendo víctimas de sus ideas…