Otra gran carrera del WEC
Las primeras horas fueron maravillosas para los Tifosi, con los tres Ferrari 499P liderando la carrera por delante de Porsche, Toyota y los demás. También hacía un buen trabajo el Lamborghini SC63 de Iron Lynx mientras que el Isotta Fraschini, dentro de sus posibilidades, realizaba una ‘gran estrategia’ para ganar puestos: llevándose puestos a los dos Alpine, un BMW y los dos Peugeot en la primera curva, donde es normal que ocurra este tipo de incidente de cuello de botella. Menos alegrías tuvieron en Iron Dames, con problemas desde el principio después de que una tuerca les privase de vencer apenas unos días antes en la ronda de Barcelona de las European Le Mans Series cuando habían sido claramente el mejor equipo entre los GT.
Aunque el conjunto aerodinámico de los Peugeot estuviera renovado, el otro gran problema del 9X8 persistía: la caja de cambios siguió dando quebraderos de cabeza a los leones, quedando descartados de la lucha por la victoria. Mientras tanto, los Ferrari seguían comandando por delante de sus rivales, sin que ninguno pudiera alcanzarles de manera que poco a poco BMW iba encauzando la victoria en GT con sus M4 GT3. Lo tenían todo controlado…menos el tiempo. La amenaza de lluvia – donde la persona recordada durante todo el fin de semana, el gran Ayrton, hubiera destacado frente a todos se hacía real y pronto empezaba a llover de manera intermitente en el Enzo y Dino Ferrari, empezando en la parte alta del trazado.
Para quien haya visto la Fórmula 1 en años recientes, la escena les sonará de algo: es necesario tomar una decisión inmediatamente, pero en Ferrari pasan varias vueltas y esa decisión, proveniente de Maranello, no viene o no viene a tiempo. Cuando cambian las ruedas, lo hacen cuatro vueltas tarde y, para cuando lo hacen, las condiciones de pista han vuelto a cambiar y hace falta volver a parar, otra decisión que llega tarde y mal – algo que los propios pilotos cuestionaban por la radio. En cuestión de minutos, una victoria en casa que tiran por la borda, encontrándose de repente Toyota con el liderato a falta de las dos últimas horas de carrera.
La lluvia volvería a caer en la última hora de carrera y Toyota, con el #7, no lo tenía del todo asegurado: el #8 se había retrasado con varias salidas de pista y Porsche venía muy fuerte con los dos coches de Penske, con las unidades privadas más atrás (de hecho los Jota habían tenido varias salidas). Empezaba una lucha encarnizada en condiciones muy delicadas, una lucha de la cual Ferrari ya sólo era espectadora, como el resto de equipos Hypercar. El resto, menos Isotta, quienes tenían bastante con no tener más salidas de pista o incidentes de los que ya tuvieron, varios de ellos casi consecutivos con una alineación de pilotos que no están al nivel de la categoría principal del WEC.
Tras 205 vueltas de carrera, el Toyota #7 lograba vencer por apenas 7 segundos (tras haber estado a medio segundo) del Porsche #6, con el otro coche de Penske completando el podio y el Ferrari #50 (con el español Miguel Molina en su alineación) logrando adelantar al Toyota #8 a pocos minutos del final. El BMW #20, los otros dos Ferrari, el Peugeot #93 y el Cadillac completaron las diez primeras posiciones. Mientras tanto, en GT3 los dos BMW de WRT le daban a la marca alemana un doblete seguidas del Porsche #92 de Manthey, el Ferrari #55 de AF Corse y el Aston Martin #27 donde competía el español Alex Riberas.
Sin duda, la carrera más increíble de un día donde se celebró un GP de China de F1 no demasiado aburrido, un Rallye de Croacia con muchos pilotos yendo al límite y varios sustos que podrían haber cambiado el campeonato por completo y una gran acción en las calles de Long Beach, además del show en un lugar tan icónico como Talladega. En definitiva, una carrera que se decidió por manos puras y por habilidad en la lluvia, algo que no hubiera disgustado a Ayrton…